Bilbao. 09/09/2014.- Gabriel Mª Torres Amann. Abogado
Para un abogado resulta muy difícil comunicar a su cliente que la reclamación que con tanta ilusión y esfuerzo económico tiene interpuesta ante los juzgados va a estar aparcada durante mucho tiempo sin que nadie le haga el menor caso.
Es duro explicarle al cliente que ha tenido muy mala suerte en el «reparto» de los juzgados con la asignación del que le ha correspondido, porque no todos los de Bilbao mantienen el mismo retraso e incluso la mayoría funcionan medianamente bien.
El abogado debe tener mucha paciencia y saber poner cara de circunstancias cuando el cliente, desmoralizado por la noticia, le pregunta si el retraso es normal y si el pago de la tasa judicial impuesta por el ministro Ruiz-Gallardón -que le han obligado a consignar para poder reclamar- no tenía por finalidad fundamental garantizar la rapidez en la solución de los procesos. Porque él entiende que ahora la Justicia es de pago.
Esto es exactamente lo que acaba de suceder a un abogado cuyo cliente es un jubilado de 84 años que, después de pensárselo mucho por el alto costo en tasas, procurador y letrado, se decidió a reclamar judicialmente, cuando le comunica su abogado que el juzgado de Primera Instancia nº 4 de Bilbao -el que le ha correspondido tramitar su demanda por las Preferentes de Eroski-, ha señalado que tendrá lugar la audiencia previa allá por el… 8 de julio de 2015 y que, de seguir así, la vista pública tendrá lugar en el verano de… 2016!
La respuesta de cualquier profesional del Derecho ante una situación similar a la descrita sería siempre la misma: él tampoco lo entiende.
En este caso concreto, se reúnen además una serie de circunstancias especiales como son la edad y las circunstancias personales del demandante. Es hijo de un modestísimo empleado de herrería y no tuvo posibilidad de tener estudios, salvo los primarios. Trabajó desde los 14 años, tuvo que emigrar con su esposa y gracias al gran esfuerzo de muchos años, pudo reunir unos ahorros. Ya jubilado se acercó a «su» caja a pedir consejo ya que allí siempre le habían venido asesorando bien. Esta vez la cosa no fue como hasta entonces, pues la caja le ofreció de forma inmediata un “depósito de Eroski” que, según le aseguraron, era un producto seguro, con una alta rentabilidad del euríbor + 2,5 y disponible en 48 horas en caso de necesidad. No le propusieron en la Caja ningún otro producto financiero ya que ése era el mejor del que disponían. Y cayó en la trampa, como otros 40.000 ciudadanos honrados.
Y ahora se encuentra cansado, sin sus ahorros y con una gran depresión. Y su abogado no sabe ya que decirle porque se ha quedado sin argumentos.